Tal y como recoge Osalan en sus recomendaciones sobre el estrés térmico, “aunque el ser humano posee la capacidad de compensar los efectos de fuentes calóricas naturales, los trabajos en instalaciones donde hay altas temperaturas, fuentes de calor radiante, alta humedad, contacto directo con objetos calientes, y/o actividades en las que se realiza una fuerte actividad física son actividades donde se puede estar expuesto a cargas de calor excesivas que pueden poner en riesgo la salud.
Así mismo, trabajos en exteriores y/o con tiempo caluroso, como la construcción, también son actividades donde ese riesgo existe. Este riesgo puede verse incrementado si las condiciones climáticas externas no son favorables, como puede ocurrir cuando llega el verano y hay una ola de calor”.
Así que al margen de valorar en la evaluación de riesgos si las condiciones de la tarea suponen un riesgo de estrés térmico, es recomendable tomar en cuenta algunas medidas:
- Aclimatación: Se considera que es necesario un periodo de 7 a 15 días para la aclimatación al calor. Así que habrá que controlar especialmente a aquéllos trabajadores que han permanecido durante un largo periodo sin exposición al calor y que han modificado sus parámetros de aclimatación.
- Reposición de fluidos: Beber agua y en general nutrirse adecuadamente.
- Medidas de control: Vigilar la ventilación y climatización en general, instalar ventiladores o equipos de climatización localizados, instalar persianas, toldos, estores…
- Otras medidas: Controlar especialmente y en su caso limitar la exposición de aquéllas personas que tomen medicación que pueda afectar al funcionamiento del sistema cardiovascular, a la presión sanguínea, a la regulación térmica, a la función renal o a la sudoración; así como la ingesta de alcohol. Limitar las tareas pesadas que requieran un gasto energético elevado. Si es posible, proporcionar ayudas mecánicas para la manipulación de cargas u herramientas que faciliten el trabajo, siempre y cuando su manejo no suponga una mayor actividad metabólica que la actividad sin ellas. Limitar el tiempo o la intensidad de la exposición, haciendo rotaciones de tarea siempre que haya sitios con menor exposición que lo permitan. Planificar las tareas más pesadas en las horas de menos calor, adaptando, si es necesario, los horarios de trabajo. Permitir al trabajador, en la medida de lo posible, adaptar su propio ritmo de trabajo. Permitir la autolimitación de las exposiciones.
- Y también: Aumentar la frecuencia de las pausas de recuperación. Evitar el trabajo individual, favoreciendo el trabajo en equipo para facilitar la supervisión mutua. Habilitar zonas de sombra o locales con aire acondicionado para el descanso. Procurar vestir con ropas amplias, de tejido ligero y colores claros. Proteger la cabeza con gorra o sombrero.
En cuanto a la perspectiva de género, si bien no se han encontrado diferencias debidas al sexo que no estén relacionadas con las dimensiones y condición física de la persona, es conveniente tener especial atención en caso de embarazo.